En un paseo alrededor de las murallas aprenderemos que sus muros se adaptan a la topografía del terreno, que sus lienzos y torres se elevan en las zonas más planas, y se hacen más pequeños cuando el terreno es más accidentado. Por esta razón, en la zona oriental, donde el terreno es más llano, la muralla alcanza su mayor desarrollo. Aquí se situó el Alcázar y la Catedral, se organizaron las dos puertas más fuertes, la del Alcázar y la de San Vicente, y ante los muros se dispuso un sistema defensivo con un foso y una barbacana. Con ello podemos ver cómo la defensa de la ciudad se concentraba en tres fuertes símbolos del poder civil y religioso: el Alcázar Real, la Catedral y el Palacio Episcopal. Fuera de las murallas, como si esta barrera protectora fuera insuficiente, Avila dispone de un segundo anillo protector en torno a ella: son las numerosas iglesias románicas que se sitúan enfrente de cada una de las puertas de la muralla. Por otro lado, y ya dentro de las murallas, la ciudad se dotó de una plaza de armas, la del Alcázar, alzándose las casas fuertes en su mayoría adosadas a la muralla y contiguas a las puertas, siendo la catedral una de las primeras obras. Confiaban, por lo tanto, en que de puertas afuera les defendería el poder divino y de puertas adentro el poder civil. | | | Terreno accidentado | | | | |
| Puerta del Alcázar | | | | |
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